La Globalización, los avasallantes cambios tecnológicos y la evolución de los hábitos de producción, distribución y consumo están produciendo efectos en el desarrollo de las ciudades. Como parte de esta integración cada día se reducen más sus diferencias económicas, sociales y ambientales.
Esta disminución de barreras y diferencias paradójicamente está modelando ciudades con similitudes y características comunes, que ofrecen al ciudadano globalizado y multicultural las mismas ventajas y se convierten en plaza común para aquellos que desean más que un cambio geográfico.
Una ciudad en busca de potenciar su progreso y desarrollo enfrenta hoy día el reto de combinar simultáneamente competitividad y desarrollo urbano sostenible. Este reto no sólo impacta sus condiciones económicas, políticas, sociales, ambientales sino además la infraestructura, la vivienda, los servicios básicos, la movilidad y la sustentabilidad.
Pero el desarrollo urbano no depende únicamente de dotar a una ciudad de infraestructura, física, sino también de comunicaciones de calidad y lo que algunos han llamado infraestructura social (capital intelectual y social). El recurso humano capacitado y educado es decisivo para impulsar la competitividad urbana.
De esta combinación de factores nace la definición de Smart City o Ciudad Inteligente: un concepto que amalgama a los factores de producción urbana y moderna en un marco común y pone de relieve la creciente importancia de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC), el capital social y ambiental en la descripción de la competitividad de las ciudades.
La importancia del capital social y del medio ambiente es clave para distinguir las ciudades inteligentes de sus contrapartes más tecnológicas, trazando una línea clara entre ellos y lo que se conoce con el nombre ciudades digitales.
Continuará en el próximo post…
* Con información de Wikipedia